El fotógrafo de las top models, Peter Lindbergh dice adiós a los 74 años.

La pasada madrugada fallecía el legendario fotógrafo Peter Lindbergh y nos enterábamos a través de su cuenta de twitter. Una foto de su estudio vacía ha sido su epitafio. No podemos estar más tristes.

A principios de la década de los 50 nacía el fotógrafo más importante de la década de los 90. Peter Lindbergh retrató a la mujer de final de siglo como nadie lo había hecho. O, quizá, la mujer de finales de siglo es la que es gracias a Peter Lindbergh.

El mundo de la moda en aquellos años 90 giraba en torno a las top models; un tipo de belleza exuberante alejado de la delgadez que comenzaba a asomar en las pasarelas de todo el mundo. Quizá le debamos al genio alemán ese oasis de voluptuosidad que significó aquella década donde, modelos como Cindy Crawford, Claudia Schiffer o Naomi Campbell, eran el icono a imitar.

Su carrera en la fotografía empezó, como suele ocurrir en muchas ocasiones, por casualidad. Como buen mal estudiante, dejó la escuela a los 15 años y se empleó como escaparatista en una tienda de su ciudad natal. Después del servicio militar decidió viajar por España y Marruecos y, a su vuelta se matriculó en la escuela de arte. Un día cogió una cámara y en dos años sus impresiones copaban las revistas alemanas.

En París llegaron el éxito y la fama mundial. Allí comenzó a retratar a la flor y nata de la cultura internacional. Campañas para Calvin Klein o Giorgio Armani, portadas para Vogue (para la historia queda aquella en la que reunió a todas las top models del momento), y un largo etcétera para el imaginario de varias generaciones.

En la era del color, que un fotógrafo optara por disparar siempre en blanco y negro era, digamos, una excentricidad. Un excentricidad que le llevó a ser el más importante fotógrafo de una época. Un época difícil de olvidar y que está, siempre presente, para todos los amantes de la moda.

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